#TECLife. Primera semana en Brighton superada

¡Hola de nuevo!

Primera semana: superada.

Ya es difícil localizar a nuestro grupo en el campus. Nos hemos fusionado con Italia, Francia, Arabia Saudí, China, la República Checa, … y nuestra pequeña familia TEC ha ido expandiendo.

Los días pasan volando y es que no tenemos tiempo para descansar: cada día tenemos una nueva actividad.

Y no es por fardar… pero nuestro grupo gana MUCHAS  de ellas. Por ejemplo, las miniolimpiadas.

O la torre de marshmallows…

Bueno… puede que no fuera la más elaborada PERO…

Teacher Sara nos riñó el primer día cuando nos vio tirar comida. Nos dijo que cada tres segundos muere alguien de hambre. Una frase que se nos quedó grabada para siempre. Así que cuando nos dijeron que teníamos que construir una torre de marshmallows, en vez de malgastar las nubes como los otros grupos, decidimos comerlos y crear la torre sólo con pajitas. Al darle la explicación al juez, nos dio el premio a la mejor torre sin pensarlo dos veces. Es curioso lo bien que funciona esa frase con las chuches y cómo se nos olvida con el pescado o verduras…

Y obviamente fuimos los mejores bailando en la discoteca…

Aunque debemos confesar que el Karaoke no es nuestro fuerte. Pero bueno, como dicen en inglés “practice makes perfect”.

¿es coincidencia que el tiempo cambiara de soleado a lluvioso después de que nos tocara en el karaoke?

Y así se pasan nuestras semanas… Hasta que de nuevo: ¡es finde!

El sábado cumplimos una semana de familyversary y, ¿qué mejor sitio para celebrarlo que Londres? Allí, se unieron a nuestra celebración miiiiiles de personas y aunque no pudimos ver todo lo que quisimos debido a la muchedumbre (y a que el señor Ben estaba tapado), pudimos festejar junto a gente de todas las posibles nacionalidades una cosa en común: el amor.

Fue un día precioso, lleno de felicidad, colores, actividades, y solazo. Todos llegamos agotados, y morenazos, claro.

Para relajarnos después de la emoción de Londres decidimos pasar nuestro domingo en la playa de Eastbourne, donde aprendimos una valiosa lección: no comer al aire libre, pues estas peligrosas bestias siempre están al acecho.